martes, 20 de octubre de 2015

Un triste final

Cierro los ojos. Los abro. Tú estás ahí, te estoy viendo sentado delante de mí. Tu mano cobra vida y de pronto acaricia mi mejilla. Vuelvo a cerrar los ojos, ladeo la cabeza, pongo mi mano sobre la tuya. Los abro, sigues estando ahí. Abro los labios, quiero decirte algo. Tú me miras con atención, sonríes, pestañeas. Pero los cierro de nuevo. Las palabras adecuadas no acuden a mí. Suspiro. Me apoyo en el respaldo de la silla. Vuelvo a suspirar. Retiras tu mano de mi mejilla y me miras. Tus labios se curvan en una fina sonrisa. Bajo la mirada. Sigo sin saber que decirte. 
Tu mano se posa en mi rodilla, hace que levante la vista y te mire. Tus ojos brillan. Los míos se humedecen. Lucho contra esa lágrima que pretende escaparse y recorrer el camino de mi mejilla. Por un momento gano la partida. Te miro, vas a decirme algo. Tu boca, esa boca que tanto he anhelado, se abre. "Lucía...yo..." Se cierra de nuevo, Mis ojos van recorriendo cada lunar de tu cara, los cuento, los intento memorizar, por si no vuelvo a verlos. Suspiro de nuevo. Tu mano se mueve hasta la mitad de mi muslo, hace un breve intento de lo que podría asemejarse a una caricia. La miro. Tú la retiras de repente, como si algo te hubiese quemado. Te miro. Tú bajas la mirada. Otra lágrima comienza a retarme, esta vez por el lado contrario. Consigo retenerla de nuevo. Abro mi boca, me concentro en que salga algún sonido. La vuelvo a cerrar. Las palabras no salen. Me miras entornando los ojos. Tú tampoco eres capaz de seguir. Lo noto. Esperas mi reacción. Yo sigo paralizada. Tú mano se vuelve a posar sobre mi mejilla. Tus dedos rozan mi piel. Me miras. Mi piel te quema. Te apartas. Suspiras. 
Mi lágrima consigue escaparse. Comienza su camino. Rueda por mi mejilla, muere en mis labios. Tu mano se levanta con intención de recogerla. Giro la cara. No te lo permito. Me armo de valor. Suspiro y te miro por una última vez. Mis ojos recorren tu cara, analizan tus ojos y por último se posan en tus labios. Meneo la cabeza. Digo un "no" susurrante. Me levanto. Me miras asombrado. Escucho un " ¿a donde vas?" que me suena muy lejano. Bajo la cabeza, me miro los pies. La levanto. Mis lágrimas han cobrado vida propia, no me obedecen. Abro los labios de nuevo y esta vez si sale un sonido...."Adiós". Te miro por una última vez. Estás estupefacto, Consigo que mis pies sí me obedezcan y comienzo a caminar. No me retienes. Espero a ver si te oigo pero solo escucho el latido de mi corazón. Bajo la cabeza y paso a paso me voy alejando de ti. Ahora ya sí, esto es el final, me digo. Soy un mar de llanto. Pero mi conciencia me dice que hago lo correcto. "No mires atrás" me digo. Necesito toda mi fuerza de voluntad pero no lo hago. Agarro el pomo de la puerta y salgo a la calle. El frío helado me traspasa. Creo que nunca he sentido tanto frío. Estoy sola, sola bajo una lluvia gris que camufla mis amargas lágrimas. Comienzo a caminar sin mirar atrás.