martes, 7 de abril de 2020

Día 25 de cuarentena.

Llevo 25 días de confinamiento en casa, y hoy, por primera vez en todo este tiempo me decido a escribir. Hoy ha sido el único día en que la tristeza ha podido un poquito en mi rutina diaria...
Hoy tendría que estar subida a un avión camino de mi tierra, de mi casa, de mi gente. Y aquí sigo, entre estas cuatro paredes y sin tener ni un pequeño pronóstico de cuando podré ir.
No me agobia estar en casa, me gusta mi soledad y mi espacio. Me encanta no tener que madrugar, aunque echo de menos la rutina de ir a trabajar. Me he acomodado a mi nueva rutina, puedo leer, ver la televisión, aprovechar para adelantar trabajo...
¿Pero qué sucede si hablamos de emociones? ¿Echo de menos un abrazo? Pues aunque parezca mentira, no. No sé que sucederá cuando pueda ver a mi gente, puede que así si me de cuenta de todo lo que lo echaba de menos. Pero ahora no me siento sola, ni vacía. Ha habido otras etapas en las que lo he sentido tanto, que no por estar en casa sin poder salir implica que vuelva de nuevo esa sensación. Cierto es que añoro momentos, olores, sonrisas...esos pequeños gestos que siempre hacen que el mundo sea un poquito más insignificante, carente de poder al compararlo con ÉL, pero como tenía tan claro que él no iba a estar a la altura, tampoco me siento defraudada. He alcanzado el punto de mi nirvana personal, y eso sí que no tiene precio. Desconozco si es que cada vez va teniendo menos peso en mi interior, o simplemente mi sabia mente nos ha autoprotegido de caer en la oscuridad en este tiempo.

La clave de sobrevivir es la fuerza mental. Ella es quien nos ayuda a ganar la partida cuando los factores de la suerte no nos acompañan a nuestro alrededor. Y sé que mi fuerza mental me ha ayudado en momentos mucho peores que éste, así que ya nos hemos hecho muy buenas compañeras de batallas. Ella me ayuda a no perder el norte, a seguir transitando cada día esperando que el día siguiente sea un poquito mejor. 
Estoy en paz interior, rechazando todo aquello que no contribuye a ello, y esperando que pronto volvamos a recobrar nuestras rutinas anteriores a ese 14 de marzo fatídico.