viernes, 4 de abril de 2014

Te echo tanto tanto de menos...

¿Sabes qué? Te echo de menos. 

Echo de menos las arruguitas alrededor de tus ojos, tus finitos labios pintados de rojo, las mechas que tan poco me gustaban, el olor que se quedaba en el aire cuando tú te ibas, el tacto de tus manos cuando me cogías las mías, y tantos mínimos gestos que nunca pensé en añorar que no te puedes imaginar.
Me acuerdo cuando llegaba del cole y nos sentábamos a ver la novela mientras me hacías la merienda, o cuando me despertabas temprano destapándome suavemente, y cuando me reñías, hasta eso echo de menos. Cuando me sentabas contigo en el asiento delantero, y cuando me apoyaba en tu hombro para dormirme; cuando me mecías suavemente sentada en tu regazo, y cuanto me cuidabas cuando estaba malita.
Que injusta es la vida, me ha arrebatado lo que más quería y me ha hecho aprender a vivir sin ti, y no es justo, porque te añoro, te necesito, y me haces falta cada día.
Ojalá pudiésemos retroceder en el tiempo, te abrazaría tan fuerte que sí tú te ibas, yo me iría contigo.

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