martes, 26 de agosto de 2014

Hasta pronto mi niña

Estoy triste sí, y no lo puedo evitar. No sé el tiempo que pasará hasta que vuelva ver sonreír a mi niña, verla darme un beso, un abrazo, o sentirme contagiada de su alegría y su vitalidad.
Estos últimos días han sido regular, no quiero aceptar la realidad que me acecha y acabará pasándome factura, lo sé. Pero ahora es tarde para lamentaciones, a lo hecho pecho y habrá que afrontar las consecuencias de ese huracán.
Pero llegó ella, y como que las preocupaciones habían quedado atrás. Me encantaba verla sonreír, que me abrazase, escucharla hablar con ese dulce acento. No ha dejado de ser mi niña, la niña que durante 2 años y medio he criado con su madre y mañana se me vuelve a ir. Y seguirá creciendo y yo me lo voy a perder. En 9 meses ha pegado un cambio brutal, es casi una señorita, y poco a poco va dejando de ser mi bebé, ese bebé que conocí cuando llegamos a esta ciudad.
Pero supongo que es ley de vida, no siempre las cosas salen como uno quiere, ¿verdad? Me guardaré estos días de recuerdo en mi corazón y esperaré ansiosamente hasta la próxima vez que vuelva a ver a mis dos gaditanas, pero las voy a echar mucho de menos porque no hay nada mejor que el abrazo de la inocencia ni que la dulzura de una mirada de ilusión de una niña pequeña, de mi niña.

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