jueves, 21 de marzo de 2013

Anhelando mi niñez



Ser un niño otra vez es lo mejor que nos puede pasar: las rodillas raspadas sanan más rápido que los corazones rotos y defraudados. No existen las preocupaciones del día a día y las lágrimas son menos dolorosas. Creemos en que nuestras amistades serán para siempre y que existe el amor. No hay decepciones, no hay dolor. El perdón viene siempre tras un breve enfado y las disculpas salen fácilmente. No añoramos recuerdos que no tenemos, creemos que los años nos darán las cosas verdaderamente buenas de la vida, y no valoramos que lo mejor que tenemos es nuestra infancia de juegos y risas. 

De niños soñábamos con ser mayores, y ahora anhelamos volver a ser niños. 


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