¿Os han dicho alguna vez que el tiempo cura las heridas?
Bien, pues os han mentido.
El tiempo no cura las heridas,
sólo les pone tiritas y las desinfecta,
pero no hace que las cicatrices desaparezcan.
El tiempo hace que aprendamos a vivir
con profundos surcos en nuestra vida,
pero no nos hace olvidar las balas
que nos convirtieron en carne de cañón.
Cuantas veces habremos paseado
y con sólo reconocer un olor
se ha abierto nuestra caja de pandora,
desatando los temerosos puntos
con los que cosimos nuestras las heridas.
Los " y si..."
las sonrisas,
las lágrimas,
los recuerdos,
los "no he luchado lo suficiente"
y los por qués sin respuesta.
Cuántas veces nos han bastado
las primeras notas de una canción
para agujerear nuestro maltrecho corazón
y que nuestros recuerdos comiencen a sangrar.
Cuántas veces nos habremos jurado que
íbamos ser capaces de olvidar,
y nos hemos llegado a olvidar
hasta de nuestra propia sonrisa
con tal de no olvidar a quien nos la causaba
-que casualmente es quien nos la ha robado-.
Cuántas veces nos habrán contado la mentira
de que el tiempo todo lo cura.
Cuántas.
El tiempo no cura las heridas,
un clavo no saca otro clavo.
Y yo, soy la peor aprendiz en esto de vivir sin ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario